jueves, 26 de febrero de 2009

NUNCA DEBEMOS OLVIDAR


NUNCA DEBEMOS OLVIDAR

Puerto Rico, 26 de febrero de 2009. En reconocimiento a los 35 años del Festival de Apoyo a Claridad y a los 50 años del periódico Claridad, reproduzco un hecho que ha pasado inadvertido para la gran mayoría de los luchadores por la independencia, la identidad nacional y para el pueblo general.

Lo que les voy a narrar sucedió un 25 de febrero de 1950, hace 59 años exactos y se dio en Guatemala durante la inauguración de los VI Juegos Centroamericanos y del Caribe. Puerto Rico se presentó a esos Juegos con una delegación de 75 atletas en seis deportes. El jefe de la delegación era Julio Enrique Monagas. Eran momentos de mucha actividad y denuncia del sistema colonial entre los luchadores de la independencia puertorriqueños bajo la tutela del Partido Nacionalista de Pedro Albizu Campos y del Partido Independentista de Gilberto Concepción de Gracia. Por su parte el gobierno bajo el mando de Luis Muñoz Marín estaba en todo su apogeo de persecución a los independentistas, implantando leyes como la mordaza y carpeteando a todos los que reclamaban acabar con el sistema colonial.

Bajo esas circunstancias la delegación deportiva de Puerto Rico entró al estadio Revolución de Guatemala, encabezada por su abanderado Fernando Torres Collac que portaba la bandera de Estados Unidos. La banda de los Juegos tocaba el himno de cada país cuando éstos eran reconocidos por el maestro de ceremonia de los actos inaugurales. Tan pronto fue mencionado el nombre de Puerto Rico en el estadio, la banda comenzó a tocar La Borinqueña, mientras por los altoparlantes del estadio se anunciaba que “Guatemala no reconoce colonia, estamos en contra del coloniaje americano”. Esto desató el pandemonio, las caras largas y de sorpresa no se hicieron esperar, especialmente por parte del embajador de Estados Unidos en Guatemala, Richard Patterson, quien se encontraba entre los invitados y del jefe de la delegación Julio Enrique Monagas. Pero las actividades protocolares siguieron su rumbo y el Primer Mandatario guatemalteco Juan José Arévalo declaró oficialmente los Juegos.

Los periódicos de Puerto Rico, el New York Times, el Herald Tribune, recogieron el incidente en primeras planas con el título “Estados Unidos protesta en Guatemala, el caso de Puerto Rico”. La nota leía “ el embajador Patterson está solicitando una disculpa al gobierno de Guatemala porque se tocó una música distinta que no correspondía a la bandera de Estados Unidos, además, está exigiendo que se tocará el himno Star Spangled Banner, cuando Puerto Rico gane una medalla”. A esa protesta se unieron los directivos de la delegación y el gobernador Muñoz Marín quien se encontraba en Nueva York.

Días después, en un escrito de Ernesto Juan Fonfrías en el periódico El Mundo, éste relataba con detalles cómo se dieron esos sucesos, responsabilizando de la conspiración a Juan Juarbe Juarbe, quien se encontraba en Guatemala como parte de la delegación de Cuba. Fonfrías, que en ese momento era senador, había asistido a los Juegos como turista. En su largo relato, narra que él viajo con la delegación y cuando ubicaron en la villa, la bandera que se hizó fue la misma que se había utilizado en los Juegos Olímpicos de Londres en el 1948, que era un paño blanco con el escudo del cordero en el centro. Esa bandera estuvo un par de días flotando en la villa, hasta que fue bajada e izada “la bandera de las franjas y las estrellas”. Proseguía narrando “en los corrillos se comentaba que el cambio de bandera era responsabilidad directa de Jules Dubois, un personaje que estaba acreditado como redactor viajero del Chicago Tribune y que llevaba una campaña sistemática, de que el gobierno y el Presidente de Guatemala eran comunistas”.Cuando se cambió la bandera blanca y del escudo, muchos miembros de la delegación se preguntaban qué sucedió, pero no le dieron mayor importancia ya que estaban concentrados en su preparación y en sus compromisos atléticos. Fonfrías sigue con su relato que Juarbe Juarbe, primer abanderado de Puerto Rico en los Juegos CAC de La Habana en el 1930 y que había portado la bandera americana, “se encontraba en Guatemala desde principio de febrero y tenía allí viejos amigos, hombres del gobierno y exiliados políticos, además, se codeaba con comunistas”. Fonfrías relató que tuvo la oportunidad de hablar con Juarbe, pero hablaron de todo menos de política y del incidente del himno y la bandera, pero afirmaba “que los corrillos políticos e intelectuales de la ciudad señalaban a Juarbe como el responsable de todo lo que había sucedido en la inauguración”.

Fonfrías trataba de justificar que la acción de Juarbe, vino en parte en respuesta a las acciones de Dubois, (con el tiempo se comprobó que éste era un agente de la CIA que viajaba por toda Latinoamérica) y que señalaba a Juarbe como comunista confeso. A final del artículo Fonfrías relataba que él tuvo una conversación con el embajador Patterson y que éste le dijo “es hiriente que a la bandera de nuestro país se le tocara una música que no es nuestro himno”. Igual pensaríamos nosotros hace 59 años, como ahora, al tener que usar una bandera o un himno que no nos identifique como un pueblo, como una nación.

La acción de Juan Juarbe Juarbe fue una gesta, un hecho de gran valentía y de reafirmación nacional en el campo deportivo internacional que debe recordarse por siempre por las actuales generaciones. De hecho, ésa sería la última vez que Puerto Rico desfilaría y utilizaría la bandera de Estados Unidos en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe y hoy en saludo a los 35 años del Festival y a los 50 del periódico, nunca debemos olvidar las acciones y gestas de nuestros patriotas en todos los frentes, sean los políticos, culturales, deportivos o cívicos. ( El autor es un reconocido historiador, estadístico y comentarista radial del deporte. )
Por: Carlos Uriarte