jueves, 8 de enero de 2015
ADIÓS A CUATRO GIGANTES DEL DIBUJO: “LA TOLERANCIA ES LA CLAVE DE LA DEMOCRACIA Y EN CUALQUIER ORDEN SOCIAL DE GOBIERNO".
ADIÓS A
CUATRO GIGANTES DEL DIBUJO
Internet 8 de enero de 2015. A continuación el
reportaje y el escrito del Periodista Gabriel Cañas de la Revista Francesa “El País”.
“Charb. El director que previó el
atentado de su revista. “No
tengo hijos, ni esposa, ni coche, ni crédito. Esto puede sonar un poco pomposo,
pero lo cierto es que prefiero morir de pie que vivir de rodillas”. Esta es la
rotunda afirmación que Stéphane Charbonnier, Charb, el director de Charlie
Hebdo, hizo en septiembre de 2012 al rotativo Le
Monde. Charb,
fallecido en el atentado de este miércoles, estaba amenazado de muerte y, de
hecho, vivía desde hace tres años con escolta. Nacido en 1967, tomó las riendas
del semanario satírico hace cinco años. El suyo era un humor ácido e
irreverente y, en ocasiones, tristemente premonitorio, como esa caricatura
publicada en el último número en el que un
yihadista pedía esperar hasta el final de este mes para saber si habría
atentados en Francia.
Se dio a conocer con Maurice y
Patagon, un perro y un gato anticapitalistas. En Charlie Hebdo disponía
de una sección fija titulada “A Charb no le gusta la gente” y en otra
publicación, Fluide glacial, colaboraba con una sección mensual llamada
“La fatua [edicto] del ayatolá Charb”. Criticar al islamismo radical era en los
últimos años una constante en su trabajo. Charb, que solía representar a sus
personajes con rasgos rudos, amarillos y los ojos saltones, creía en la
necesidad imperiosa de burlarse de la religión musulmana. “Hay que continuar
hasta que el islam esté tan banalizado como el catolicismo”, declaraba en esa
misma entrevista al vespertino Le Monde.
Charb, de aspecto casi adolescente y
con una veintena de álbumes publicados, era un veterano militante de
izquierdas. Primero perteneció al Partido Comunista y después apoyó al Frente
de Izquierdas en las elecciones europeas de 2009. Fue uno de los que participó
activamente en el relanzamiento de Charlie Hebdo en 1992, tras nueve
años cerrado por falta de medios.
Sobre las críticas que recibían sus
provocadoras caricaturas, se defendía con firmeza: “No siento que pueda matar a
alguien con una pluma. Cuando los activistas necesitan un pretexto siempre lo
encuentran”.
Cabu. El dibujante que trazó al profeta. Jean Cabut, Cabu, estaba a
punto de cumplir, el 13 de enero, 77 años. Este gigante de la caricatura fue el
autor del dibujo de Mahoma que apareció en la portada de Charlie Hebdo
en 2006, en respuesta solidaria al escándalo por la publicación en un periódico
danés, Jyllands-Posten, de una caricatura del profeta. Publicó sus primeros dibujos a los
16 años y se convirtió en una celebridad en los años 60 del pasado siglo cuando
creó Le Grand Duduche, “un héroe naíf y utópico”, en palabras del rotativo
francés Le Monde, que destaca su increíble facilidad para la caricatura.
También ideó Mon Boeauf, un antihéroe grosero y machista.
Cabut, que firmaba como Cabu,
trabajaba en Charlie Hebdo casi desde el principio, en 1970.
Previamente, publicaba sus viñetas en otras revistas; entre ellas, Hara-Kiri,
origen de Charlie Hebdo, y en Le canard enchainé, donde era uno
de sus fetiches. “Ocasionalmente, hay que traerlo a la pista”, le dijo a Le
Figaro en 2006
Michel Gaillard, entonces editor del periódico satírico.
Su obra se encuentra en varios
libros y en portadas de discos, pues le apasionaba el jazz. El Ayuntamiento de
París y la librería de Goscinny le dedicaron en los últimos años sendas
exposiciones. Uno de sus hijos murió de sida hace cuatro años.
Wolinski. Un veterano maestro y un
provocador nato. “Soy un idiota, pero cuando veo lo
que la gente inteligente hace en el mundo…”. Esta era una de las frases
favoritas de Georges Wolinski, uno de los fundadores de Charlie Hebdo.
Wolinski tenía 80 años y estaba considerado como “erotómano reivindicado,
provocador nato, pesimista patente y cínico asumido”, según el diario Le
Monde.
Nacido en Túnez de madre
franco-italiana y padre judío polaco, empezó a hacer viñetas a raíz de los
acontecimientos de mayo de 1968 para revistas como Action y, más
adelante, para Hara-kiri, el precedente de Charlie Hebdo.
Posteriormente trabajó para L’Humanité, Journal du Dimanche, Nouvel
Observateur y Paris Match —revista para la que todavía trabajaba—.
Al poco de fundar Charlie Hebdo,
entonces mensual, se convirtió en redactor jefe de la revista, cargo que ocupó
hasta 1981, cuando la publicación se cerró por problemas financieros
—reapareció en 1992—. Estaba considerado como un “izquierdista libertario” y
fue criticado por aceptar la Legión de Honor de manos del presidente Jacques Chirac. Escribió para el teatro y el cine.
Elogió “el talento y la lucha por la justicia que llevan a cabo los humoristas
de los países donde la libertad está amenazada”. Según Le Figaro, un día
le pidió a su esposa que tras su muerte tirara sus cenizas al retrete. “Así
veré tu culo todos los días”, le dijo.
Tignous. Una vocación tardía que
rompía tabúes. Bernard Verlhac, que firmaba como
Tignous, estaba considerado como uno de los pilares de Charlie Hebdo.
Tenía 57 años y, según el diario Le Figaro, sus colaboradores le consideraban
un hombre tierno de aspecto duro. Colaboraba en otras publicaciones francesas
como Marianne, Fluide glacial, L’Express o L’Humanité.
Su carrera fue tardía: debutó como caricaturista y dibujante de prensa a los 52
años.
Apasionado por la actualidad,
adoraba romper tabúes tras lo políticamente correcto e ilustró diversos libros
sobre la política francesa. Día tras día, ilustraba la crónica del periodista
Dominique Paganelli. Sus acuarelas eran muy apreciadas y habitualmente hacía
retratos de trazos simples de los procesados en diversos juicios. Otras veces
eran retratos sumamente detallados, como los que destaca Le Figaro,
hechos de los miembros de un comando terrorista condenado en 2003.
La publicación Marianne difundía este miércoles en su
página web un
homenaje al caricaturista con la publicación de algunas de sus viñetas. El
humor que ellas plasman es extremadamente ácido. Una patrullera francesa
ametralla un barco de inmigrantes para impedir que el ébola llegue al país o un
verdugo decapita a un rehén. “Después de Daesh (Estado Islámico de Irak y
Levante), dos en uno”, se lee en la viñeta.” Termina el escrito y reportaje del Periodista
Gabriel Cañas. “La
tolerancia es la clave de la democracia y en cualquier orden social de gobierno.
Para eso nuestros antepasados lucharon”. RLVC. Editado por Ramón Luis Vázquez Collazo de la Prensa
Independiente y Noticiasillescanos.com (VAZCORP CORP.)
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