martes, 25 de septiembre de 2012

“FORTUÑO MERECE PERDER, ALEJANDRO NO MERECE GANAR”







“FORTUÑO MERECE PERDER, ALEJANDRO NO MERECE GANAR”



Coamo, 25 de septiembre de 2012. A continuación un editorial del Periódico El Nuevo Día con fecha del 24 de septiembre de 2012 Titulado “Fortuño merece perder, Alejandro no merece ganar”.

En mi opinión este editorial demuestra que en nuestro país todavía existen periodistas y periódicos que no están bajo el control de los grandes intereses que controlan a los gobiernos clandestinamente dentro de las esferas de los gobiernos supuestamente democráticos. Hubo un presidente en el Continente Americano que advirtió sobre situaciones parecidas y ese fue el difunto Presidente John F. Kennedy en uno de sus discursos a la Prensa y a las naciones del mundo el 27 de abril de 1961. “John F. Kennedy Warns Us of a Shadow Government”. Algunos de estos proyectos que posiblemente se lucraron millonariamente los miembros de esta elite de corruptos fueron la Planta Nuclear de Rincón para los años 1960 que nunca sirvió, El Caso de los Molinos de Santa Isabel un posible elefante blanco y El Caso del Famoso Gasoducto construido sin los permisos, Plan Clandestino de Despidos de Empleados Públicos, Plan Clandestino para eliminar la Agricultura del País y otros más.

Comienza la cita del editorial.”Todos los manuales de política electoral prescriben una derrota para el Partido Nuevo Progresista en las próximas elecciones. Para marzo del 2009 ya un buen número de puertorriqueños sabía que había metido la pata eligiendo a Luis Fortuño. Para noviembre de ese mismo año, la mayoría de los puertorriqueños ya estaban claros en que no debía ser reelecto tres años más tarde. El abuso ya era su marca de fábrica.

El País había visto saqueo y desvergüenza anteriormente, pero ninguna administración se había atrevido a cambiarnos fundamentalmente el País a la trágala amparándose en que un triunfo eleccionario arrollador le daba licencia para matar. La frustración durante los próximos tres años fue la invisibilidad de una oposición oficial y la falta de liderato en un partido que nuestro sistema bipartita impone a regresar al poder. Luego, la selección de un candidato mediocre en medio de una pugna ideológica interna en el Partido Popular Democrático.

El resultado eleccionario de noviembre se trata de la derrota del PNP, no de la victoria del PPD aunque el desenlace sea el mismo: el PPD regresa al poder. El PPD está consciente de ese aforismo. Su campaña es para derrotar a Fortuño, no para cambios fundamentales de política pública y administrativa. Va dirigida a un bloque de electores que se pueden mover fácilmente entre los dos partidos de mayoría sin mayor escrúpulo. Ese bloque de electores conservadores y anexionistas que se disputan el PNP y el PPD es suficiente para darle el triunfo a uno de los dos. Para atraerlo, el PPD no necesita diferenciarse mucho del PNP, sino subrayar la urgencia de salir de Fortuño.

Los populares deben ganar, pues, las elecciones con su “corazón del rollo”, el voto flotante no ideológico y el voto útil de los que deponen sus convicciones particulares para no “malgastar” su voto porque tienen vocación de masa. Mucho de ese voto útil es provocado por el miedo a que revalide el partido con el que les ha ido mal en los pasados cuatro años. En ese sentido, más que voto útil es un voto utilitario.

Dentro del voto útil figura también el de un sector que se autodenomina independentista y que abiertamente esboza su doctrina de que con su voto va a salvar el País. Esa teoría sustituye el razonamiento que llevó a muchos independentistas a votar por el PPD desde 1972: la esperanza de que el PPD se moviera hacia la descolonización y la soberanía. La esperanza de contener la estadidad. Cuarenta años después el PPD se ha movido a la derecha, no a la izquierda. Cuarenta años después se han multiplicado los estadistas.

Lo que se discute ahora es si se tratará de una elección cerrada o de una ola roja. Yo me inclino por la elección cerrada. Para sostener esa posición, hay ocho buenas razones: El PPD no hace olas, nunca las ha hecho desde que comenzó la lucha bipartita en 1968. El PNP tiene una base de electores más grande que el PPD. El PNP tiene una mejor organización electoral que el PPD. El PNP tiene más incumbentes y con más recursos que el PPD. El PNP es más agresivo en su proyecto de GOV (get out the vote).

El plebiscito sobre status puede llevar a un sector menos diestro a votar azul en ambas papeletas. El melonismo se ha reducido considerablemente dadas las posturas de derecha del PPD. La disidencia se va a amparar en los partidos de minoría. Aun así, creo que Fortuño pierde las elecciones porque se lo merece y Alejandro gana sin merecerlo. Termina la cita del editorial. Le recordamos que pueden visitar nuestra página electrónica WWW.NOTICIASILLESCANOS.COM para más información o videos de este tema y otras actividades.

Por Ramón Luis Vázquez Collazo de la Prensa Independiente y Noticiasillescanos.com