miércoles, 10 de septiembre de 2008

CUBA: TRAS LOS HURACANES NO VUELVE LA CALMA


CUBA: TRAS LOS HURACANES NO VUELVE LA CALMA
Cuba 10 de septiembre de 2008. El paso del huracán en la isla del Caribe fue demoledor: miles de casas fueron destrozadas -400.000 cubanos durmieron anoche en albergues-, el 80% de la población está sin luz (dificulta los rescates y evaluación de daños) y ahora se teme por la propagación de epidemias, como el dengue o el cólera. Los hospitales de La Habana y Santiago de Cuba no dan abasto y el gobierno tuvo que improvisar un operativo de entrega de alimentos para miles de ciudadanos, informó el diario Miami Herald.

Ike hizo su último recorrido por tierras cubanas como un huracán de "apenas" 120 kilómetros por hora (categoría 1 de las 5 posibles), pero tras su salida al Golfo de México por la occidental Pinar del Río, podría volver a reforzarse, según reportó la agencia DPA.

No se descarta siquiera que vuelva a alcanzar la categoría tres con la que ingresó en Cuba el domingo por la oriental provincia de Holguín, o incluso la cuatro, advirtió Instituto de Meteorología (Insmet) en una evaluación en la que coincide el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de los Estados Unidos.

El CNH, con sede en Miami, prevé que el fenómeno llegaría a la costa sur del estado norteamericano de Texas el viernes o el sábado, provocando un alza inusual de la marea y fuertes olas. En zonas del interior, podría causar inundaciones de entre 30 y 90 centímetros provocadas por lluvias de entre 15 y 30 litros por metro cuadrado.

Aunque el Ike se alejaba anoche gradualmente de Cuba, el director del Insmet, José Rubiera, advirtió que los vientos de tormenta tropical, de hasta 117 kilómetros por hora, seguirían en las provincias occidentales hasta Matanzas por varias horas.

En La Habana, ayer por la tarde se llegaron a registrar rachas de hasta 112 kilómetros por hora, aunque su intensidad irá disminuyendo a lo largo de la noche, señaló Rubiera.

Más persistentes serán las lluvias, alertó el experto, cuya peligrosidad radica en que afecta sobre todo a las zonas centrales del país, que lleva ya acumulada mucha agua en las últimas semanas por la tormenta tropical Fay y el huracán Gustav, por lo que hay peligro de inundaciones y deslizamiento de tierras, subrayó.

Con el paso por Cuba de dos huracanes en una semana, uno muy poderoso -categoría 4 en la escala de 5- y otro más débil pero que recorrió todo el país desde el extremo oriental al occidental, la situación social puede perfilarse hacia una grave crisis, reportaba BBC Mundo desde La Habana.

El más fuerte, el Gustav, arrasó la totalidad de la Isla de la Juventud y parte de la provincia de Pinar del Río, provocando la destrucción de 120.000 viviendas, mientras que el Ike podría llegar a una cifra similar, si tenemos en cuenta que sólo en Guantánamo derribó más de 10.000 casas.

Según informa Fernando Ravsberg así, los daños podrían afectar a un cuarto de millón de viviendas, entre destrucción total o parcial, algo verdaderamente grave en un país que sólo tiene la capacidad de construir 50.000 casas al año y que sufría un enorme déficit en este ámbito desde antes del desastre.

Mi provincia ha sido de las más afectadas por Ike. Construcciones aparentemente sólidas se han derrumbado como castillos de naipes. De forma milagrosa mi casa no sufrió daños pero son cientos de miles las personas que lo han perdido todo. Los daños producidos por esta secuencia de ciclones tardarán años en recuperarse".

El ejército ha sacado sus "reservas de guerra" y, antes de que el huracán Ike hubiera salido del país, ya llegaban a Baracoa, en el extremo oriental de la isla, los camiones de las Fuerzas Armadas con comida y decenas de miles de tejas para techo.

A pesar de que el Ike era de categoría 1, la más débil, los daños sobre los cultivos fueron enormes, debido a vientos de 130 kilómetros por hora y, sobre todo, a las fuertes lluvias que anegaron los campos y destruyeron cosechas a lo largo de toda la isla.

La industria tabacalera de Pinar del Río ha perdido cientos de casas de tabaco. Esta situación puede ser muy grave, dado que implicará gastar cientos de millones de dólares más en la compra de comida en el exterior, por encima de los cerca de US $2.000 millones anuales que ya dedica a este fin.

El ejército está utilizando su reserva para casos de guerra, por ejemplo la de tejas para techos.

La mayor parte de Cuba estaba la noche de este martes sin servicio eléctrico, incluyendo esta capital, en una crítica situación que recordaba los grandes apagones que irrumpieron la década anterior tras el colapso de la Unión Soviética.

Como si fuera un lápiz grueso que va sombreando detalladamente el mapa, el huracán Ike completó en menos de dos días su recorrido destructivo por toda la isla, sin dejar un solo pedazo de terreno fuera de su descarga de vientos y aguaceros. Uno de los efectos fue el derrumbe de postes, transformadores, líneas de transmisión y torres de alta tensión, que pusieron de rodillas a la infraestructura eléctrica.

La provincia oriental de Santiago de Cuba tenía esta noche 90 por ciento de suministro, mientras que el resto del país estaba en penumbras. Un informe de la empresa Unión Eléctrica dijo que los servicios de urgencia, como hospitales, panaderías y bombeos de agua, tenían energía por los grupos electrógenos, baterías portátiles, a base de diesel y fuel oil, que están diseminadas en todo el país. Con esa misma fuente se ponen en servicio los circuitos que no tuvieron daños.

Pero el conflicto no está en la generación, sino en la distribución aérea, sacudida por el huracán. En la capital, además, sufrió una avería la termoeléctrica de Tallapiedra, que surte a las líneas subterráneas del casco antiguo.

La verificación del estado de los circuitos de distribución se hacía intensamente esta noche en las ciudades, pero era imposible salir a carretera para revisar las líneas interprovinciales, por el mal estado de los caminos, señaló el informe de la empresa.

Aunque casi todo el tiempo se mantuvo en la categoría 1 de la escala de cinco niveles, la extensión de Ike provocó más daños que Gustav, que tenía categoría 4, pero sólo penetró en ráfaga en un corredor del occidente hace diez días.

El efecto combinado de ambos meteoros deja a Cuba con un daño económico de largo alcance. Aún no hay una cuantificación precisa, pero ya se sabe que hay una destrucción de vivienda en gran escala; derrumbes de postes de líneas telefónicas y árboles; daños a cultivos, a carreteras y a hoteles y centros turísticos; pérdida de techos y otros perjuicios en fábricas y talleres, además del golpe a la electricidad. En contraste, hasta ahora sólo se conocía de los cuatro muertos reportados el lunes.

El país requerirá una muy fuerte inversión en infraestructura, sólo para regresar al estado en el que estaba hace diez días. Luego hay que preguntarse la ruta que seguirá la rehabilitación del sector agroalimentario –ya debilitado por deficiencias estructurales–, así como la fórmula para que la isla disponga de comestibles en el corto plazo.

Un caso particular es el de la Isla de la Juventud, que resultó aniquilada por el paso del Gustav y que antes de Ike ya requería el envío de todos sus suministros. El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas reportó el envío de 45 toneladas de galletas para los 86 mil habitantes de ese territorio.

El Ministerio de la Industria Básica informó que la extracción y procesamiento de níquel en la zona de Moa y Mayarí, en la provincia oriental de Holguín, se habían interrumpido escalonadamente antes de la llegada del huracán y quedaron paralizados el domingo, pero que no se registraron daños que impidan la reactivación del sector.

Ike había repasado el lunes a toda la mitad oriental del país. El martes su centro salió al mar y recorrió un tramo del litoral sur, para volver a tierra por la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental, a la que atravesó en diagonal, para salir al Golfo de México.

Esa ruta final libró a la ciudad de La Habana de un golpe directo, pero condenó a un segundo latigazo a poblaciones de Pinar del Río que ya habían sido castigadas por Gustav: Los Palacios, Paso Real de San Diego, La Palma y Manuel Sanguily.

Aunque el centro del huracán había salido, sus bandas de lluvia seguían drenando al final del martes a casi todo el país. Había crecida de ríos en las provincias orientales de Granma y Camagüey y en la zona montañosa del Escambray, que se extiende por las provincias centrales de Cienfuegos, Sancti Spiritus y Ciego de Ávila.

Entre las localidades más dañadas estaban Unión de Reyes (Matanzas, occidente); Caibarién (Villa Clara, centro); Rodas y Cienfuegos (Cienfuegos); Camagüey (Camagüey); Baracoa y Maisí (Guantánamo, oriente); Holguín, Moa, Sagua de Tánamo, Banes y Mayarí (Holguín); Jesús Menéndez y Manatí (Las Tunas, oriente) y Guisa (Granma, oriente).

Por: El Departamento de Investigaciones de La Nueva Cuba