viernes, 5 de febrero de 2016
PEPE MUJICA: EL CIELO CON LAS MANOS.
PEPE MUJICA: EL CIELO CON LAS
MANOS.
Puerto Rico 5 de febrero de 2016. A sus ochenta años, José “Pepe” Mujica se
define a sí mismo como un francotirador de ideas. Sentados junto a él, es
imposible imaginarle frente a una guerrilla, pues uno puede apenas concentrarse
en su hablar tranquilo, dulce; en su paciencia; en el modo en que mira a una
persona como si esa persona fueran mil.
Junto a Mujica uno se sienta, escucha, aprende, siente. Es un hombre capaz
de convencer, de argumentar cualquier tema acerca del que intente discutirse.
Así que permanecemos en silencio mientras habla de la paz en Colombia, o
filosofa acerca del estado de las relaciones La Habana-Washington…
Hablar mientras él habla pierde el sentido. Sería interrumpirle. Sería poco
útil. Más sabiendo que después de la palabra (su palabra), el silencio es el
segundo poder del mundo.
Respecto a Cuba-Estados Unidos,
dice Mujica… Las relaciones
entre estos países suponen riesgos con los que hay que atreverse a lidiar, con
una cuota de incertidumbre… Es muy duro lo que ha pasado Cuba con tantos años
de aislamiento. Pero su pueblo tiene algo a favor: que es el pueblo con más
cultura y conocimiento de América Latina.
Hace años que Cuba vive fuera del capitalismo, y no puede tener ingenuidad
al chocar con esta poderosa sociedad consumista. La mercadería tiene un poder
mágico sobre la conducta de la gente. A veces, a cambio de cosas materiales,
los hombres le venden el alma al diablo. Pero los cubanos no pueden hipotecar
esa alegría de vivir que tienen. No pueden confundir mercadería con felicidad.
No obstante, Cuba tiene que aprovechar las ventajas económicas que podrían
suponerle el restablecimiento de las relaciones con los Estados Unidos. Debe
aprovechar al máximo, también, sus recursos naturales, para beneficiar la
actividad turística. Si además Cuba no cae en la imprudencia de priorizar la
construcción de rascacielos y edificios suntuosos, y logra conservar y lavarles
la cara a todos esos portales de La Habana, va a tener la capital más bella del
mundo. Y va a defender también su identidad.
Lo que dio la Revolución no fueron triunfos materiales, sino que le dio
dignidad a un país que había sido convertido en un prostíbulo de lujo. Y hay
que aprender de eso. La humanidad tendrá que superar el egoísmo de esta
civilización. Tenemos el desafío de que si seguimos en esta cultura del
derroche, peligra el planeta… Por encima del sobreconsumismo debemos fomentar
la cultura cotidiana, con olor a cocina; esa que se vive en la familia. Si esa
cultura no la embobecemos con la frivolidad, y la apegamos a ciertos valores
éticos, alejamos el peligro de ser absorbidos por la necedad de una campaña
propagandística.
Ante el restablecimiento de las relaciones, Cuba tiene el desafío de
conservar lo esencial: su sistema de educación, de salud, de asistencia social,
sus proyectos para incentivar la creatividad de la gente. Eso que los hace,
ante los ojos del mundo, un hermoso cabo romántico.
Sobre el proceso de paz en
Colombia. —El
paramilitarismo es casi un componente de la historia de Colombia. Y en este
proceso de paz creo que es muy madura la posición de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) de ese país, pues veo
que tienen la voluntad de terminar la guerra pero no la lucha, de transformar
su causa en una contienda política, dentro del marco de la legalidad. Las
FARC-EP van a este proceso sin un as bajo la manga, pero con madurez.
Por otra parte, el gobierno colombiano está comprometido a todas luces con
alcanzar la paz. Ambas partes tienen una concordancia. Además, la sociedad está
mucho más evolucionada que años atrás para entender eso; para darse cuenta de
que por la vía de los tiros no se arregla este conflicto.
En cualquier guerra contemporánea mueren menos soldados y más población
civil. Por eso el belicismo empieza a ser un camino vergonzoso. En las guerras,
además, se ha incrementado el uso de la tecnología, y la tecnología está a
favor de los que tienen más dinero.
Esto no quiere decir que no se puede luchar. No es un curso de corderos lo
que la humanidad tiene que hacer, sino darse cuenta de que hay otras maneras de
luchar… con las ideas.
De la izquierda latinoamericana… —La izquierda nunca gana definitivamente. Ni la derecha.
La historia es pendular. Todo lo que existe del progreso en las sociedades
modernas, aunque sean manejadas por la derecha, en algún momento fueron
banderas de grupos de izquierda que pelearon por eso.
Tampoco la vida de los pueblos puede estarse cambiando permanentemente.
Pero cuando lo conservador se abroquela y se transforma en lo violento y
negativo de la libertad, eso es el fascismo; esa es la patología de lo
conservador. Y la izquierda también tiene patologías: cuando confunde deseo con
realidad, y se plantea no utopías, sino quimeras; cosas que son imposibles.
Nunca nos podrán derrotar, pero hay que tener la humildad de entender que
tampoco tocamos en un día el cielo con las manos. Lo más importante son los
procesos. Las organizaciones como la Celac (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños) y Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) tienen
importancia en la medida en que participemos todos; y eso significa que tenemos
que incluir, también, a aquellos que piensan distinto a nosotros, y tener la
inteligencia de respetar esa diversidad. Porque si nos “rompemos” por las
contradicciones que pudieran surgir, eso es lo que les va a convenir a los
poderosos.
Los latinoamericanos pertenecemos a una nación común, que se comunica y
piensa más o menos en la misma lengua. Eso hace que tengamos mucha más unidad
que cualquier otro sistema de países. Y es algo que tenemos que aprovechar en
esta lucha contra la dominación económica. Yo no niego la importancia de la
economía, pero sí le digo a la gente que las decisiones y sentimientos más
importantes que uno experimenta a lo largo de la vida, no tienen que ver con el
mercado, sino con cosas como la felicidad, el sentirse útil, el tener un puñado
de amigos con los cuales reír, llorar, pasar tiempo en familia… El milagro más
grande que tenemos es la vida, y se nos va. No hay un supermercado que venda
tiempo. Por eso, hay que pelear por la felicidad; porque aquel que no aprenda a
ser feliz con poco, no lo va a ser con nada.
Publicado el 30 de enero de 2016 por
el Periódico Granma. Escrito por Lauren
Céspedes Hernández y Jesús Jank Curbelo,
estudiante de periodismo. Publicado por el Rotativo Claridad el 2 de febrero de
2016. Editado por Ramón Luis Vázquez
Collazo de la Prensa Independiente y Noticiasillescanos.net. Publicación
cortesía de Vazcorp Corp.