ANDRÉS PASCUAL: EN PAPEL DE “MALO Y LENGÜETERO”
USA, 4 de septiembre de 2010. Nadie quiere que un hombre muera en el ring; sin embargo, por un acumulado promocional de barbaridades contra un contrincante; porque las ofensas escapan al control de lo prudentemente admisible para exacerbar pasiones; entonces el público llega a odiar al “marrullero”.
Los grandes pugilistas de la historia hasta 1970 no necesitaron las campañas sucias e injuriosas que emplean algunos de estos tiempos que, sin ser ni la chancleta de los inmortales de verdad, de cuando Fistiana era un verdadero lió para hacer carrera la prensa, la promoción y ellos mismos, en la mas colosal falta de respeto, no solo se igualan a aquellos; sino que se creen superiores…
Tampoco los promotores de hoy tienen ni la decencia, ni la capacidad aplicada al deporte; ni, mucho menos, la caballerosidad digna de compararse con Tex Rickert, Mike Jacobs, Herman Taylor o George Parnassus. Mas dinero si, por el relajo de hoy y porque la velada ha sido trasladada al punto que produce millones solo con anunciarla en un hotel-casino de Las Vegas y por el PPV, con precios de espanto para combates a los que antes les quedaba grande la Arena San Nicolás o el Palacio de Convenciones de Filadelfia.
El cubano Benny Paret no tuvo seguidores cuando subió en el Gardens contra Emily Griffith, porque había llevado al publico a tal punto utilizando abiertamente la condición homosexual del nativo de Islas Vírgenes, que pregonaba día y noche sin motivo, que todo el mundo en la ciudad de Nueva York y en los lugares a los que llego el pleito por televisión, menos a Cuba, claro, deseaba que Griffith “le arrancara la cabeza” al villareno, lo que se produjo materialmente con el desenlace trágico y fatal conocido.
Hace varios días, cuando Don King promociono su intento de arreglar a Floyd Mayweathers jr. Hablo de “cambiar su imagen”, lo que yo dude; porque este peleador, bocón como pocos y ofensivo como nadie, (emulo de CassiusClay-Ali; pero mas chusma y entupido), pertenece al circulo de los marginales incorregibles, que son los que están a menos de un milímetro de la conducta delincuente abierta. Nadie puede cambiar a Mayweathers jr. Porque, sobre todo, es racista y lengüetero de profesión.
Hace poco Pacquiao se desbordo en acusaciones contra Margarito y lo del Plastic Paris basado en si el mejicano conocía o no del incidente. ¿Necesitaba el filipino eso? Por supuesto que no, pero es la forma de iniciar el enfrentamiento que lleve al fanático a creer que odia al azteca; porque tal vez la poderosa esquina del asiático estime que el bout no será todo lo atractivo que quisieran.
Margarito no respondió al bombardeo insidioso, en su lugar Pacquiao recibió, con artillería de alto calibre que incluyo epítetos racistas, el fuego sin compasión de la boca de Mayweathers jr.
Es la declaración de guerra inicial como parte importante de la promoción de la pelea que, con seguridad, será en un año mas o menos; esas actitudes, independientemente de que Mayweathers es “piso’e tierra”, forman parte de la campaña de saturación del fanático que convertirán en tanto dinero que hará de este encuentro no solo el mas esperada y rico de la historia como dicen; sino el mas caro del PPV también; porque, si ahora mismo suben la tarifa a 100 dólares en paquetes adelantados, nadie protestara y eso los que manejan a los boxeadores, al publico y al dinero lo saben.
Nadie puede negar que, aunque no se simpatice con Pacquiao, esas ofensas gratis y preparadas detrás de bambalinas molestan al fanático decente al extremo de que, quizás, todo el mundo desee que Pacquiao mate al Nino Feísimo y charlatán del boxeo de hoy.
Para ocasiones como esta nadie pide un ramo de flores a la puerta de la casa diariamente; ni un intercambio de libros sobre temas religiosos dos veces al mes; solo se esta sugiriendo que el comportamiento sea mas educado, mas decente y mas controlado lo que, para cualquier mortal, no debe ser mucho pedir.
Por Andrés Pascual Cronista Deportivo Cubano y Ex Prisionero Político
Nota: No nos hacemos responsables y tampoco compartimos con algunos argumentos de este escrito. Se publica en Honor a la Libertad de Prensa que los Países Fascistas no tienen.
Los grandes pugilistas de la historia hasta 1970 no necesitaron las campañas sucias e injuriosas que emplean algunos de estos tiempos que, sin ser ni la chancleta de los inmortales de verdad, de cuando Fistiana era un verdadero lió para hacer carrera la prensa, la promoción y ellos mismos, en la mas colosal falta de respeto, no solo se igualan a aquellos; sino que se creen superiores…
Tampoco los promotores de hoy tienen ni la decencia, ni la capacidad aplicada al deporte; ni, mucho menos, la caballerosidad digna de compararse con Tex Rickert, Mike Jacobs, Herman Taylor o George Parnassus. Mas dinero si, por el relajo de hoy y porque la velada ha sido trasladada al punto que produce millones solo con anunciarla en un hotel-casino de Las Vegas y por el PPV, con precios de espanto para combates a los que antes les quedaba grande la Arena San Nicolás o el Palacio de Convenciones de Filadelfia.
El cubano Benny Paret no tuvo seguidores cuando subió en el Gardens contra Emily Griffith, porque había llevado al publico a tal punto utilizando abiertamente la condición homosexual del nativo de Islas Vírgenes, que pregonaba día y noche sin motivo, que todo el mundo en la ciudad de Nueva York y en los lugares a los que llego el pleito por televisión, menos a Cuba, claro, deseaba que Griffith “le arrancara la cabeza” al villareno, lo que se produjo materialmente con el desenlace trágico y fatal conocido.
Hace varios días, cuando Don King promociono su intento de arreglar a Floyd Mayweathers jr. Hablo de “cambiar su imagen”, lo que yo dude; porque este peleador, bocón como pocos y ofensivo como nadie, (emulo de CassiusClay-Ali; pero mas chusma y entupido), pertenece al circulo de los marginales incorregibles, que son los que están a menos de un milímetro de la conducta delincuente abierta. Nadie puede cambiar a Mayweathers jr. Porque, sobre todo, es racista y lengüetero de profesión.
Hace poco Pacquiao se desbordo en acusaciones contra Margarito y lo del Plastic Paris basado en si el mejicano conocía o no del incidente. ¿Necesitaba el filipino eso? Por supuesto que no, pero es la forma de iniciar el enfrentamiento que lleve al fanático a creer que odia al azteca; porque tal vez la poderosa esquina del asiático estime que el bout no será todo lo atractivo que quisieran.
Margarito no respondió al bombardeo insidioso, en su lugar Pacquiao recibió, con artillería de alto calibre que incluyo epítetos racistas, el fuego sin compasión de la boca de Mayweathers jr.
Es la declaración de guerra inicial como parte importante de la promoción de la pelea que, con seguridad, será en un año mas o menos; esas actitudes, independientemente de que Mayweathers es “piso’e tierra”, forman parte de la campaña de saturación del fanático que convertirán en tanto dinero que hará de este encuentro no solo el mas esperada y rico de la historia como dicen; sino el mas caro del PPV también; porque, si ahora mismo suben la tarifa a 100 dólares en paquetes adelantados, nadie protestara y eso los que manejan a los boxeadores, al publico y al dinero lo saben.
Nadie puede negar que, aunque no se simpatice con Pacquiao, esas ofensas gratis y preparadas detrás de bambalinas molestan al fanático decente al extremo de que, quizás, todo el mundo desee que Pacquiao mate al Nino Feísimo y charlatán del boxeo de hoy.
Para ocasiones como esta nadie pide un ramo de flores a la puerta de la casa diariamente; ni un intercambio de libros sobre temas religiosos dos veces al mes; solo se esta sugiriendo que el comportamiento sea mas educado, mas decente y mas controlado lo que, para cualquier mortal, no debe ser mucho pedir.
Por Andrés Pascual Cronista Deportivo Cubano y Ex Prisionero Político
Nota: No nos hacemos responsables y tampoco compartimos con algunos argumentos de este escrito. Se publica en Honor a la Libertad de Prensa que los Países Fascistas no tienen.
