domingo, 5 de junio de 2011

Andrés Pascual: MIAMI NO SE PERDIÓ, ESTA CASI PERDIDA



Andrés Pascual: MIAMI NO SE PERDIÓ, ESTA CASI PERDIDA


USA, 4 de junio de 2011. La ciudad no esta sitiada; sino algo más que medio ocupada...El exilio ha concedido tanto terreno en los últimos 30 años que casi entrega la vida: el crecimiento de opositores en Cuba en niveles algo menos que relativo ha tenido, como respuesta de la tiranía, la invasión de la ciudad por “sus ejércitos” propagandísticos, divisores y terroristas.

¿Hay culpables? Por supuesto, propios y extraños; entre los primeros, los desleales y castrocomunistas que se encubrieron durante la apertura de lo que llaman el exilio histórico, cuyas cabezas visibles pueden ser John Cabañas, Francisco Aruca, Max Lesnik o Alfredo Durán, por citar solo cuatro de nadie sabe cuántos; o los que, hasta hoy, han apoyado el peor cáncer en la lucha contra Castro y a favor de la perforación del destierro: el Ajuste Cubano, vía que utilizaron y utilizan para introducir aquí a los Edmundo García, a los Alejando Armengol, a los Hugo Cancio (crecido aquí)… que no debió ocurrir nunca; o que, por lo menos, hubiera sido inteligente obligar a su eliminación desde, quizás, 25 años atrás. Hay otros nacidos aquí y facturados por propia iniciativa como Jorge Mas Santos o Joe García.

El Ajuste Cubano es la autorización que se le ofrece a la tiranía para que “exporte” desde Cuba a quienes quiera, incluso a los muchísimos inadaptados que reconocen, al enfrentar la realidad de las obligaciones y la responsabilidad del capitalismo, que no eran anticastristas como suponían; entonces todo les parece mal: la lucha por la libertad de la patria, los líderes y activistas de esa lucha, la petición de restricciones o suspensiones de las ayudas a la dictadura, como los viajes y las remesas, para terminar sirviendo como un militante procastrista y antiamericano. Este estereotipo debe ser el 98 % de los emigrados, considerados económicos, durante los últimos 20 años. El Ajuste Cubano no es más que una Patente de Corso que le ofrecen los gobiernos americanos a Castro para que acabe con sus “enemigos” como quiera en su gestión extramuros.

La proliferación de negocios de dudosa propiedad, evidentemente castrocomunistas, de la red minorista de servicios, articulada con otra que funciona en Méjico y que va desde el tráfico humano y el tráfico de drogas hasta la trata de mujeres; el control desde La Habana de otra red de timadores profesionales capaces de defraudar a las agencias federales de ayudas médicas, de seguros y de tarjetas de crédito en montos multimillonarios; el apoyo de la prensa grande como el Nuevo Herald o The Miami Herald y el mercado televisivo de canales de bajo presupuesto con dudosa orientación pro-exilio como Mega Tevé y América Tevé, que cuenta con promotores como Alexis Valdés, en función de representante en la ciudad de los artistas bajo el novísimo “cambio de un solo lado, nada de inter” y con la anuencia de los propietarios de esas televisoras para quienes solo cuenta “el filón”, posible por el crecimiento del público natural de esos artistas, condimentado con que no conocen inglés ni les interesa aprenderlo y ayudados por una parte del exilio histórico que se presta a crearles ratings, porque tampoco aprendieron ingles y se justifican por su inapetencia patriótica con “ya estoy muy viejo o muy vieja”… Son el resultado de la manipulación del Ajuste Cubano hasta convertirlo en un relajo instrumentado a favor del castrismo.

Como extraños, los propios gobiernos americanos presionados por los artífices de la apertura, hombres de negocios de ambos partidos que nunca incluyen en su agenda derechos humanos, libertad ni democracia cuando de la tiranía se trate.

La Administración Obama es el mayor reto extranjero que haya enfrentado la lucha por la libertad de Cuba en toda su historia; porque es de vida o muerte y estuvo sazonado, durante casi una década, por la administración Clinton y, siempre, por el cabildeo de los Andreas, los Rockefeller, los Soros… en resumen, posiblemente por el mayor grupo de interés en la salud política del castrocomunismo por razones mercantiles sucias; a pesar de lo que “reflexione” el tirano.

Tal vez sea por la participación del Imperio Mundial, ultrasecreto y omnipotente Builderberger en los asuntos cubanos, que nunca se pueda conocer por qué la dictadura ha durado tanto ni las relaciones reales de esos americanos con el castrocomunismo.

En la esquina del restaurant Versalles, un club llamado Aché es una provocación abierta al destierro; allí se presentan todos los músicos, además de en The Place, que forman parte de la embajada castrocomunista elucubrada por La Habana y por el Departamento de Estado. Como extraña y seria contradicción, el club es propiedad de Felipe Vals, dueño del Versalles, en cuyo restaurant es mesero un sicario del G-2 de Castro llamado Uberto Mario Hernández.

Los colegios y las universidades de Estados Unidos se preparan para recibir un frente de comisarios políticos, especialistas en “lucha ideológica, agitación y terrorismo”, preferentemente dirigido a sus matrículas de origen hispano; todo preparado por el gobierno de Husseim Obama bajo el ropaje de intercambios académicos; cuando esos alumnos se gradúen, serán legiones con ideología castrocomunista y antiamericana.

¿Podría ocurrir que se pierda completamente Miami? ¿Por qué no? Ya esta medio perdida. Ahora, que las ideas emancipadoras no claudiquen, es otra cosa.

Hay que reconocer que los tiempos son tormentosos; que tenemos al gobierno americano en contra y, como entonan la Internacional los comunistas, codo con codo al lado de los criminales que someten a Cuba, si no se puede contener esta avanzada, no habrá espacio ni para la esperanza.

Por Andrés Pascual Cronista Deportivo Cubano y Ex Prisionero Político

Nota: No nos hacemos responsables y tampoco compartimos con algunos argumentos de este escrito. Se publica en Honor a la Libertad de Prensa que los Países Fascistas no tienen.